Hablar de Educación Gratuita es Desconocer la Participación de los Trabajadores en la Generación de Riquezas

Por Luis Santibáñez, Presidente de Los Hijos de Mafalda

 

Una postura radical frente a lo que hoy se considera radical: "Hablar de educación gratuita es desconocer la participación de los trabajadores en la generación de riquezas"

 

Hemos visto como la consigna "educación gratuita" ha calado hondo en bastos sectores del movimiento estudiantil y ciudadano, pertenecientes principalmente a las clases medias de nuestro país en los últimos 6 años, pero también hemos visto como se sigue manifestando la falta de información de nuestro pueblo sobre el financiamiento del Estado Chileno y como se utilizan sus dineros para el "desarrollo" de Chile. 

 

Como organización politica y social, que radica su trabajo territorial en los sectores populares, específicamente en las ferias libres, nos hemos percatado cómo la derecha política ha penetrado con su discurso sobre la educación en la gran mayoría de dicho segmento. La estrategia que ha utilizado la derecha para negar el derecho universal a la educación, es convencer a la población de que si se alcanza la educación gratuita, los más ricos que tienen dinero para pagar educación también se verán beneficiados, por lo tanto, es totalmente injusto que los que más tienen, no paguen por ella.

 

Lamentablemente, nuestra organización no posee toda la infraestructura orgánica necesaria para explicar en todos los sectores populares que esta propuesta se basaría en una reforma tributaria, que cobre impuestos progresivos a los más ricos, o que también se podría realizar mediante la nacionalización del cobre. Adicionalmente, constantemente estamos luchando contra una ignorancia profunda de las personas sobre estos mecanismos para alcanzar el derecho universal a la educación, y debemos hacernos cargo de la contradicción existente entre la consigna del movimiento estudiantil "educación gratuita", y la tergiversación impuesta por la derecha "educación gratis para los ricos".

 

Los Hijos de Mafalda, como organización que persigue la construcción del Socialismo en Chile, fundamos nuestro trabajo en una ardua labor educativa hacia los sectores populares, y la gran mayoría de nuestro material informativo destinado a ese segmento explica transversalmente que el Estado es financiado mayoritariamente por la clase trabajadora, es decir, todas las personas que pagan IVA, impuesto a los combustibles, al tabaco, a la harina, a la carne, al alcohol, a la leche, etc. Prueba de ello, es que en nuestro triptico N°58, sobre el financiamiento del Estado, explicamos detalladamente que el IVA, financia el 61% del presupuesto total del Estado, sin contar los otros impuestos que también los pagamos los trabajadores, todo esto con un objetivo que para nosotros es fundamental en el desarrollo de una consciencia Socialista:

 

Ese objetivo es hacerle comprender a nuestro pueblo, que el Estado no es una institucionalidad que exista de manera independiente de lo que realizan los trabajadores cotidianamente, es decir, el Estado no puede existir sin la producción de riqueza y el pago de impuestos que todos los días los trabajadores realizan. Por lo tanto, nuestro objetivo es romper con esa abstracción que separa la consciencia del trabajador de su contribución al desarrollo politico de la sociedad, mediante su labor productiva.

 

Desde ese punto de vista, nosotros como Hijos de Mafalda, al perseguir la construcción del socialismo en Chile, tenemos como objetivo concreto, que los trabajadores tomen el control del Estado en tanto entidad politica, juridica y económica, para generar políticas en beneficio de las mayorías sociales explotadas por el sistema neoliberal. Sin embargo, pensamos, que dicho objetivo se torna dificultuoso, en la medida que los trabajadores sigan pensando que cualquier recurso, servicio o derecho que le entregue el Estado, no diga relación alguna con la participación que estos tienen, en la producción social de riqueza. Y pensamos que esta situación se refuerza con el discurso de la "educación gratuita".

 

Dicha postura, se sustenta en primer lugar, que en estricto rigor, nada de lo que entregue el Estado es gratuito o gratis, ya que es financiado mayoritariamente por la clase trabajadora, como se planteó anteriormente; En segundo lugar, el nivel de analfabetismo funcional que padece nuestra sociedad es gravísimo y cualquier planteamiento que no sea debidamente fundado, se tornará incomprensible para un pueblo educado solamente para comer y trabajar, no para pensar; En tercer lugar, la instancia educativa por excelencia en nuestro país sigue siendo la televisión, y estudios han demostrado que nuestro pueblo mira 68 hrs semanales de televisión, tiempo suficiente para hacerse la idea de que la educación no debe ser gratuita y hay que pagarla, cuando ya se está pagando directa e indirectamente.

 

Ante este panorama bastante sombrío, con respecto al desarrollo de una conciencia social que comprenda a la educación como un Derecho fundamental, y que como tal se entienda como la consecuencia de un Deber, Los Hijos de Mafalda, proponemos a las diferentes organizaciones politicas y sociales, dar un debate sobre sobre cómo desarrollar nuestras ideas de transformación de la sociedad, atendiendo al contenido ideológico de las mismas, y a su vez comprendiendo que nada de lo que el Estado consagre como un derecho es un regalo, sino la consecuencia de nuestro trabajo. Si no logramos comprender la importancia de esta situación, seguiremos contribuyendo a que los trabajadores sean objetos de una idea de politica subsidiaria y/o benefactora, según sea el caso, de un Estado que está controlado por una clase social Burguesa que no quiere que sepamos quienes somos los que generamos la riqueza.

 

Por lo tanto, y para finalizar, los Hijos de Mafalda, proponemos que se hable de una educación pública universal que sea financiada por el Estado en un 100%, sin co-pagos o pagos adicionales a los que el Estado realiza, gracias el financiamiento que el pueblo trabajador permite que se le entregue, ya que aunque suene un poco más extendido y menos consignista, creemos que esta propuesta revaloriza la participación del trabajador en la producción de riqueza, así como en su estrecha relación con el Estado.