El derecho de los trabajadores en Chile

 

El ser humano es por esencia un ser social, es por ello que busca la forma de regular la relación y las conductas, surgiendo así las normas  sociales. Cuando las reglas del cómo portarnos se transforman en norma jurídica se insertan en lo que comúnmente llamamos DERECHO.

 

Es por este motivo que la real academia española, define como Derecho  un adjetivo, que se refiere a lo Recto, igual, seguido, sin torcerse a un lado ni a otro. Un segundo adjetivo para definirlo es Justo y legítimo, y un tercer adjetivo para caracterizar al Derecho es fundado, cierto, razonable. Finalmente el Derecho es la facultad del ser humano para hacer legítimamente lo que conduce a los fines de vida colectiva.

 

En segundo lugar, el Trabajo se define como el conjunto de actividades humanas, remuneradas o no, que producen bienes o servicios en una economía, y que satisfacen las necesidades de una comunidad, además de proveer los medios de sustento necesarios para los individuos.

 

Por otra parte, el Empleo, que es definido como: trabajo efectuado a cambio de pago (salario, sueldo, comisiones, propinas, pagos a destajo o pagos en especie) sin importar la relación de dependencia (si es empleo dependiente-asalariado, o independiente-autoempleo).

 

Tomando en consideración las definiciones enunciadas, debemos considerar en primer lugar, que en Chile, no tenemos ningún derecho garantizado, ni siquiera  el de trabajar en algo que nos permita auto realizarnos como personas. En eso consiste la realidad laboral de todos nosotros en un país subdesarrollo, que vende su fuerza de trabajo, con el sueño de obtener un mejor salario, situación que no ocurre. Este problema, también es vivido por aquellos que tienen mayor calificación laboral, particularmente aquellos que poseen un título universitario o de nivel técnico, ya que hoy las empresas de la educación superior, sean estas universidades o institutos, tampoco nos aseguran un trabajo digno, pues, el fin último de estas empresas de la educación, es el lucro por medio de nuestro endeudamiento.

 

Por otra parte, el trabajo se hace cada vez más escaso, porque se dice que hay una crisis que nos afecta a todos, cosa que si bien existe, ésta se debe principalmente a una acción intencionada de las empresas, que están controladas en su mayoría por 60 familias que tienen el poder político-económico, y que sólo en este año, han aumentado sus utilidades en un promedio mayor a un 6 %.  Según lo expuesto, debemos comprender que esta crisis afecta principalmente a trabajadores y profesionales, hecho que se ve agravado con la información que entrega la O.C.D.E (organización para la cooperación y el desarrollo económico) que establece que  nuestro país tiene la taza de licenciados desempleados más alta de los 34 estados perteneciente a este organismo.

 

Las crisis económicas intencionadas por los empresarios, generan un clima de terror y alarma en la población, fenómeno que se impone a través de los medios de comunicación, en donde se informa principalmente que las consecuencias más nefastas las tendrán que sufrir el pueblo y los trabajadores, ya que como estamos en crisis, es totalmente justificable aumentar las horas de trabajo, bajar los salarios, disminuir garantías laborales, o bien no pagar las horas extras como se hace en la mayoría de las empresas. Todas estas acciones serán llevadas adelante con un discurso que invite a toda la población a sacrificarse por Chile,  por el bien del país,  y principalmente por la Unidad Nacional. Sin embargo, el tema va más allá de las declaraciones de buenas intenciones, el tema es que efectivamente se garanticen un conjunto de derechos para la población, que permitan al pueblo alcanzar una vida digna y llena de plenitud.

 

Sin embargo, para cambiar dicha situación y hacer respetar nuestros derechos, debemos luchar por ellos, ya que esa es la única forma en que el Estado, es decir, el representante legal de nuestro pueblo, consagre realmente el derecho de los trabajadores. Eso significa dejar de responder única y exclusivamente a los intereses del 1% de la población, es decir a los empresarios que viven gracias a la imposición del Neoliberalismo Subsidiario en nuestro país, y comenzar a proteger al verdadero sostén de la economía, es decir a Los Trabajadores.

 

Lo anterior nos permite establecer que bajo este sistema Neoliberal, la situación de los Trabajadores no cambiará , y la anhelada Justicia Social será sólo una declaración de buenas intenciones, que se traducirá en tomar pequeñas reivindicaciones de los trabajadores, pero sólo en términos discursivos, ya que en el fondo se seguirá protegiendo los intereses de la clase Burguesa, en donde el intercambio entre trabajo y salario seguirá mostrando un gran vacío para los Trabajadores, pero un saco lleno de dinero para los grandes empresarios.

 

Como podemos observar en la sociedad actual, tenemos una crisis, pero que la vive la clase trabajadora que el sistema “destructivo creativo” ha impuesto al trabajador, sus más radicales contradicciones de este nefasto modelo económico-político.

 

 A éstos los trabajadores se los reduce a individuos se les ampara en un discurso de esperanza y “afectos” a las reglas del mercado, y en el mejor de los casos, reconociéndoseles derechos económicos individuales; sólo individuales, nunca colectivos o sociales”, con lo cual la clase obrera se ha constituido como sujeto político (1972-1973), destruyéndola a mera categoría estadística: conjunto de personas que comparte una característica, la venta de su fuerza de trabajo, pero sin generar ningún sentido de identidad mayor ni, mucho menos, una visión más o menos unitaria de proyecto de sociedad.

 

 Es por este motivo, que Los trabajadores, debemos darnos cuenta que este modelo político y económico desarrolla un discurso sobre el crecimiento económico, que en  la práctica sólo genera privilegios para los grandes empresarios, por lo que aún estamos muy lejos de un sistema de garantías Universales para la mayoría de la población, que efectivamente asegure sus derechos. Mientras esta situación siga ocurriendo, seguiremos creyendo que somos los jaguares de América Latina, cuando en realidad somos los pioneros de la imposición de un modelo que saquea los recursos del Estado para entregárselos a los grandes empresarios, y que además deja en una situación de total desamparo a la clase trabajadora, garantizándoles características específicas del propio sistema Neoliberal laboral, como inseguridad e inestabilidad. Entendiendo que a los empresarios, no les interesa acumular fuerza de trabajo, ni tampoco el tiempo que duremos allí, ya que ellos pueden, con la ayuda de la ley que utilizan a su favor, volver a reemplazar a un trabajador sin ningún tipo de problemas con otro de “iguales” características, porque más allá de nuestras capacidades y habilidades, todos somos reemplazable para ellos.

 

Los trabajadores también debemos comprender que el sistema imperante que nos domina, establece como pensamiento único la ideología burguesa, esto con el objetivo de naturalizar todas las acciones que el empresariado realiza en contra de los trabajadores, de esa forma, el pueblo sumido en la ignorancia y fundando su quehacer en un conjunto de falsos supuestos, termina legitimando el orden social que la clase dominante le impone al resto de la sociedad.

 

De esa forma, los empresarios pueden hacer y deshacer con el pueblo y la clase trabajadora, cosificando su vida y despojándolos de toda su humanidad, acción que Marx describe, cuando se refiere a la relación entre el trabajador y los medios de producción, donde el trabajador termina transformándose en una herramienta sin vida, lo que trae como consecuencia que  la máquina remplaza a la mera herramienta que vendría a ser el hombre. Esto da muy buen resultado para el empresarios ya que aumenta la producción al reemplazar al trabajador por una máquina, y lo mejor de todo es que ésta última no reclama por sus derechos, no se sindicaliza y, por lo tanto, hay menos riesgo de una crisis social que genere una revolución.

 

En ese sentido de las estrategias ideológicas y  prácticas  laborales más connotadas, por parte del empresariado, para dominar a los trabajadores, es la “flexibilidad” laboral, que establece la relativización del derecho al trabajo; consecuentemente, la flexibilidad se puede apreciar en múltiples formas: “flexibilidad salarial, numérica, funcional, del tiempo y funcionalidad del trabajo” y sus correlativas realidades contractuales: “trabajo eventual, temporal, de medio tiempo, a domicilio, la subcontratación o las diversas formas de externalización, la informalidad laboral y el trabajo por cuenta propia”. (Todas siempre,  a favor de los grupos económicos nacionales e internacionales)

 

Como resultado de esta “flexibilidad “laboral, tenemos que el trabajador hoy en día a asumido el formato  de “emprendedor”, el que busca día a día el pan para su familia, y que si no puede hacerlo, simplemente no cumple con los requisitos del mercado, ya sea  por un problema de incapacidad física o intelectual sino, peor aún,   nos llamaran “nacidos flojos”.

 

Todo el proceso que se describe anteriormente se termina normalizando con el tiempo, y a ello contribuye enormemente la creación de leyes laborales que naturalizan la explotación del hombre por el hombre, ya que la injusticia social para perpetuarse en el tiempo, así como cualquier cosa que se imponga a la fuerza, es transformada en ley para que sea respetada, y a su vez sea lícito dentro del marco legal, reprimir a todo aquel que reclame o proteste en contra de dicho marco.

 

Es así que el código del trabajo creado en 1981, por José Piñera, hermano de nuestro ex presidente y empresario Sebastián Piñera, cumple la función de otorgarle una validez legal a la explotación de los trabajadores, y a la actual estructura económica, la que permite a su vez, la existencia de bajos sueldos, desregulación laboral, subcontratación, tercerización  e imposibilidad de asociación efectiva de los trabajadores para tener poder de negociación.

 

Sin embargo ¿Por qué el Estado no modifica el "derecho al trabajo"?, la respuesta a esta pregunta, es sencilla, ya que como se ha dicho a lo largo de este artículo, el Estado chileno es propiedad de los grandes grupos económicos nacionales y transnacionales, liderados por 700 sujetos en todo el mundo, quienes gobiernan el planeta con la consigna del “Nuevo Orden Mundial”. Con esta situación se  esclarece porqué el modelo Neoliberal no cambiará por voluntad propia, ya que hay intereses muy poderosos de por medio.

 

Finalmente, nosotros, Los hijos de Mafalda,  creemos en la necesidad de un cambio radical en la sociedad, pero para eso, debemos hacer un conjunto de cambios que no son fáciles de conseguir, pero a pesar de eso, tenemos claro que si no pasamos de una economía sub desarrolla y mono exportadora, a una economía industrializada e independiente, que ofrezca amplias oportunidades laborales, los gobiernos pasarán y el sistema será siempre el mismo, y por lo tanto los Trabajadores seguirán viviendo en condiciones miserables e inhumanas.

 

Para descargar este artículo pinche  aquí 

 

Fernando Ramírez Flores

  Militante  Los Hijos de Mafalda

 

Los Hijos de Mafalda

 

https://www.loshijosdemafalda.cl/

info@loshijosdemafalda.cl

loshijosdemafalda@yahoo.es