LA VIOLENCIA EN EL ESTADO NEOLIBERAL

28.10.2014 20:41

Por Mario Paz, Militante de Los Hijos de Mafalda, Sección Tocopilla

 

La violencia social ejercida por el Estado neoliberal, se entiende como una acción aceptada, justificada, por lo tanto, naturalizada y normalizada gracias al proceso de aprendizaje fundado en la desigualdad y asimetría humana.

 

La desigualdad internalizada en el proceso de socialización formal e informal, se nos presenta como un hecho natural. Esta desigualdad, la podemos observar en múltiples espacios y aspectos, pero en el primer lugar donde la percibimos, es en la relación entre hombres y mujeres.

       Las féminas han sido educadas para esperar a su príncipe azul, a quien cuidaran, alimentaran y además, parirán a sus hijos. Por otro lado, los machotes, independiente de su nivel de ignorancia, han sido educados para mandar y someter, para proteger y proveer, para ser cuidados, protegidos y cobijados contradictoriamente por las mujeres, que son consideradas como inferiores.  

 

Este fenómeno, que establece la desigualdad como un hecho natural, como ya lo hemos planteado, es consecuencia de un proceso de aprendizaje, por lo tanto, aunque se encuentre fuertemente arraigado, puede “des-aprenderse”, o como diría un amigo de-construirse.

 

El desaprender la cultura dominante es un hecho difícil y complicado, a pesar de ello, en reiteradas oportunidades tratamos de revelarnos, estableciendo respuestas que son consideradas por el Estado neoliberal y su prensa, sólo como estallidos de ira, pérdidas de control o acumulaciones de rabia. Por desgracia, esta percepción es la que finalmente se impone, encubriendo una realidad que no logra y tampoco se le permite ser visibilizada, ¿Cuál es esta realidad? Es la lucha ideológica contra un modelo criminal y genocida, como lo es el neoliberalismo y el capitalismo.

 

Por lo ya expuesto, debemos diferenciar los tipos de violencia, la primera de ellas, y que es la que da inicio al circulo de violencia, es la ejercida por el Estado neoliberal,  a la que respondemos, por lo general, con una violencia mínima, restringida y focalizada, lo que peor aún, es ejercida desorganizada e individualmente, por medio de acciones que por sus propias características son calificadas sólo como estallidos de ira, pérdidas de control o acumulaciones de rabia, de sujetos que sólo buscan producir desorden.

 

Cuando entregamos los argumentos para que se nos clasifique de esta forma,  permitimos que nuestras acciones, finalmente se transformen en una herramienta utilizada por la misma violencia ejercida por el Estado neoliberal, el que sólo busca descalificar y neutralizar nuestra postura ideológica, evitando de esta forma, que nuestro cuestionamiento al modelo de dominación logre hacerse público.

 

       Por otro lado, tenemos la violencia revolucionaria, que es intencionada y organizada, que no establece la violencia como un hecho en sí mismo, todo lo contrario, utiliza esta violencia sólo como una herramienta más en un proceso que busca alcanzar objetivos de transformación mayores, que faciliten la transformación y la construcción del socialismo en Chile. Por desgracia, el país y nuestro pueblo aún no están preparados para este fenómeno, menos aún las organizaciones que se auto identifican como revolucionarias.

 

       Finalmente, los únicos en condiciones de seguir ejerciendo la violencia en Chile y el mundo, son los neoliberales o neoconservadores y sus competidores, los capitalistas. Para que las organizaciones y nuestro pueblo de los primeros pasos para enfrentar esta violencia, pasaran largos años, y muchos fenómenos sociales y políticos.

 

Para descargar este artículo pinche aquí